RUTA DEL DISEÑO

RUTA DEL DISEÑO

Si quereis ver mas fotos de esta ruta las podeis ver en http://www.dondevasconesamoto.com/products/ruta-del-dise%C3%B1o-2012/

Un vistazo al suplemento dominical de un periódico en la sala de espera del dentista, hizo saltar una chispa dentro de mi cerebro…….. No es grave, ¿o si? Suele pasarme habitualmente, esa chispa siempre acaba de la misma manera, subido a la moto y haciendo kilómetros.

Las fotos de un reportaje de una famosa bodega fueron suficiente excusa para empezar a dar forma al siguiente proyecto: “la ruta del diseño”.

Si alguien a estas alturas todavía se pregunta con que moto iba a hacer la ruta, no hay duda, mi compañera de siempre, mi Burrita, La Derbi Terra Adventure 125.

El siguiente paso fue rebuscar en el fondo del baúl de internet. No resultó difícil encontrar más bodegas con arquitectura vanguardista. Unir una con otra daría forma al recorrido de la ruta.

En principio, tenía una bodega en Barbastro (Huesca), cuatro en Rioja y dos en Ribera de Duero. Aunque tenía suficiente “material”, la ruta se me antojaba corta, necesitaba darle más longitud al viaje.

No sé si la misma chispa u otra distinta saltó en mi cabeza, ¿no sería interesante llegar al vanguardismo arquitectónico actual al servicio del mundo del vino desde el vanguardismo de hace más de cien años?

En la provincia de Barcelona conocía dos bodegas obras de dos fantásticos representantes del modernismo catalán, Gaudí y Puig-Cadafalch.

El empresario Güell a principios del siglo XIX encargó a un joven Gaudí proyectar una bodega que funcionó como tal hasta 1936. En la actualidad el edificio alberga el restaurante Gaudí-Garraf (www.gaudigaraf.com tlf: 936320180)



Como todos los delirios del genio catalán, este de Garraf, aún siendo una de sus primeras obras ya nos muestra la magia y fantasía habituales.

La carretera C-31 que bordeando la costa nos lleva hasta el restaurante me resulta deliciosa, estoy seguro que si estuviera en algún país lejano y exótico sería un destino codiciado para turistas y moteros, pero no solemos valorar lo cercano.

Todavía el sol no está en todo lo alto y ya me castiga con fuerza. Para ser sincero no recuerdo exactamente el camino que seguí para llegar hasta Sant Sadurní d´Anoia, lo que si recuerdo es que me lo pasé “teta”, curvas y más curvas con buen asfalto. Ni la sombra de los bosques que atravesaba la carretera consiguieron aplacar el intenso y húmedo calor (cerca de 40º C).

Como no tengo cazadora ventilada de verano tuve que sufrir con la única que tengo. Abro todas las cremalleras para con la esperanza de hacer circular el aire por mi sudoroso cuerpo, pero no hubo manera. Me sentía como esas personas que se envuelven en plástico, cuando salen a hacer footing, como si fuesen una mortadela para obligarse a sudar más.

En Sant Sadurní d´Anoia está la bodega Codorníu. Llego a la hora convenida. Pepe, el guía que me recibe, me confiesa que no es por casualidad le han elegido precisamente a él para atenderme, por compartir la pasión por la moto. Las bodegas Codormíu fueron construidas entre los años 1895 y 1915. El arquitecto modernista Puig i Cadafalch diseñó esta obra calificada como Monumento Histórico Artístico La construcción muestra ese “toque” modernista catalán, pero tengo la sensación de que buscó mas la practicidad y funcionalidad que la espectacularidad y fantasía de su contemporáneo Gaudí.


El sector de la bodega que me enseñan tiene más de 30 kilómetros, hacemos algunos montados en un trenecito eléctrico. Tras una breve cata debo volver a subirme a mi Burrita. Acumulo cierto retraso, cuando concerté las visitas, insistí en que para esta ruta solamente me interesaban los edificios en su exterior, que no iba a visitar el interior de las bodegas. Pero me resultaba violento rechazar los amables ofrecimientos con los que me obsequiaron en todas y cada una de las bodegas. En alguna de ellas fui incapaz de negarme.

La última bodega del día sería Irius, en Barbastro (Huesca). Fácil hubiese sido haber tomado autopista hasta Lérida y después la intermitente autovía hasta Barbastro, pero con mi Derbi 125 sería absurdo, además no quería perderme la carretera de ensueño que transcurre entre Berga y Tremp, pasando por Coll de Nargó e Isona. Recorrerla sobre una moto provoca sensaciones difícilmente igualables de una manera casta.

Menos revirados y más relajados son los kilómetros a partir de Benabarre. En Barbastro espera la “metálica” bodega Irius (www.bodegairius.com tlf: 974269900). No puedo evitar según me voy acercando a ella, cantar a grito pelao dentro del casco, temas de uno de los grupos de mi vida, Metallica.

Creedme si os digo que la visión de esa especie de estación espacial entre cientos de hectáreas de verdes viñedos, con un brillo que bajo un sol de 42ºC, no parece de este mundo. Impresiona y mucho. Parece sacada de una escena de Blade Runner. Según sus propias palabras “La arquitectura de Irius destaca por la singularidad de sus formas y por la fuerza de sus materiales (acero y vidrio). Surge armónica y rodeada de viñedos, variando el camino y su contemplación al compás de las estaciones”.
Por unos momentos olvido el asfixiante calor, rodeo la bodega buscando la mejor perspectiva.


Tengo que agradecer la paciencia y el detalle de la bellísima y simpática señorita que esperó, a pesar de haber terminado su jornada laboral y la hora de cierre a que yo llegara.
Me queda decidir dónde dormir, como siempre, no llevo nada previsto, toca improvisar. Llevo un saco de dormir por si se me ocurre tirarme en algún camino.

Los Pirineos siempre a mi derecha, me sirven de referencia. Una breve visita a esa maravilla natural que son Los Mallos de Riglos y continuo el camino.

De Ayerbe a Ejea de los Caballeros descubro una nueva especialidad motociclista, el “asfaltrail”. Consiste en divertirse hasta el pecado en una carretera repleta de curvas de todo tipo y aderezada con asfalto irregular y muy bacheado. Es lo más parecido al offroad sin dejar la cinta negra.

Anochece en Tudela (Navarra) después de atravesar Las Bárdenas Reales justo antes de la puesta de sol. En esos minutos en los que el día y la noche se parten la cara en una pelea infinita, en la que sabemos quién vencerá y en la que los dos se tomarán su venganza horas después. Un escenario mágico para una hora mágica.

En la denominación de origen Rioja se concentran un buen número de bodegas futuristas. Darien, Ysios, Antión y Marqués de Riscal parecen competir en una carrera por el diseño y ver cuál de ellas, es capaz de hacer realidad el mayor delirio arquitectónico. Son realmente fantásticas, un ejercicio de imaginación. Junto a ellas crees estar en un decorado de película de un siglo por venir.
Las bodegas riojanas aportan genialidad y espectacularidad en contrapunto, como ya veremos después, con la sobriedad y sencillez, sin perder espectacularidad de las dos bodegas que visité en Ribera de Duero.

Pocos kilómetros antes de llegar a la primera de la jornada, Darien, me para un coche camuflado de la guardia civil, educadamente les pregunto por el motivo de la parada, para mi sorpresa me dicen que les ha extrañado mucho que un camión adelante a una moto potente y que fuera en manga corta a esa fresca y temprana hora. Cuando comprueban la documentación y ven que se trata de una modesta 125cc, les cambia la cara y me piden disculpas. Casi hubiese preferido que me pusieran la denuncia, sería para enmarcarla.
“Por ser adelantado por un camión y por ir en manga corta con el fresquillo de la mañana”

Darien (www.darien.es tlf: 941258130), no tiene pérdida, situada junto a la nacional que une Zaragoza con Logroño es imposible pasar de largo.


Como todas las bodegas riojanas, la impresión es “geométrica”. El arquitecto Jesús Marino Pascual se inspiró en las terrazas típicas de los viñedos de esta tierra separadas por pequeños taludes y ribazos, “de esos ribazos emergen piedras, piedras con aristas todavía no erosionadas por el viento”.
Las cuatro riojanas bien valen un fin de semana. Muy próximas unas a otras, los amantes del vino y la arquitectura no tienen excusa para no dedicar unos días y planificarse las visitas en sus restaurantes y la posibilidad de realizar catas.

En Laguardia, me espera la sorprendente figura de la bodega Ysios (www.ysios.com tlf: 945600640). Viendo el perfil de las montañas a la espalda no hay duda en qué se inspiró su autor, Santiago Calatrava. No resulta difícil describirla, el perfil ondulado del tejado imita fielmente la cresta de la sierra. El entorno es realmente precioso.



Las dos últimas de este recorrido enológico riojano están situadas en un pueblo, divago pensando si su nombre fue puesto por algún vidente que presintió que muchos años después ese topónimo iba a ser muy apropiado. Elciego, el que más de uno se habrá cogido con alguno de los fantásticos caldos que allí se producen. Bromas aparte, poco me cuesta localizar las dos, Antión y Marqués de Riscal destacan sobre manera del clásico y rústico aspecto de la arquitectura tradicional del pueblo.

Antión (www.bodegaantion.com) en estos momentos permanece cerrada al público. Intenta imitar las formas ondulantes del monte, el color ocre del hormigón nos habla de la tierra sobre la que está construida y su frontal se asemeja a los viñedos que la rodean. Es curioso, mi primera impresión al ver lo que parece un gran depósito, me hizo pensar en la torre de refrigeración de una central nuclear de diseño.


Para después de comer dejo a la majestuosa, espectacular, lírica, casi onírica obra de arte del hotel de la bodega Marqués de Riscal (www.marquesderiscal.com tlf: 945180888). Frank O. Gehry, es su diseñador, entre otras obras cuenta con el magnífico museo Guggenheim. no se explicar lo que me sujiere esta obra maestra, ¿las olas del mar?, ¿el viento enfurecido?, ¿un sueño abstracto sin sentido?, mejor os dejo a vosotros imaginar lo que querais. Se hace difícil sacar fotos, el trasiego continuo de clientes del hotel y visitantes demuestran el tirón que tiene la conjunción de arquitectura y vino.


No diré en que bodega fue, en una de las catas que no pude evitar, las dos personas que amabilísimamente me atendían habían preparado una cata en toda regla. No sabían que se enfrentaban a uno de los mayores zoquetes enológicos del país. Todo en su sitio, la preparación de la cata era tan geométrica y ordenada como el edificio que nos acogía. Recibo una concienzuda explicación de los vinos a los que concentradamente me enfrento.

Por fin llega el momento, no hay escapatoria, tengo que estar a la altura de lo que mis atentos anfitriones esperan de mi. Me tomo unos segundos, que se hacen eternos, me miran, esperan y al fin abro la boca, “me falta algo”, comento. Prestas las dos personas hacen intención de atender mi repentina necesidad. Vuelvo a dejar unos segundos de pausa, y digo:“una gaseosa, me falta una gaseosa”. Las caras de estupor con las que reaccionan cambian instantes después. Acabamos los tres despidiéndonos entre carcajadas.

Hice honor a lo que se puede esperar de un zoquete, no defraudé. ,jeje!!!

Con el sol todavía en todo lo alto dejo atrás la denominación de origen La Rioja camino de la Ribera del Duero. Desciendo hacia el sur por Nájera. El río Najerilla me acompaña hasta el embalse de Mansilla. En esta carretera de montaña, por momentos desaparece el asfalto para convertirse en una pista con una capa de gravilla que hace peligroso el descenso. Poco a poco la llanura va doblegando a las montañas con sus densos bosques y el terreno gana en horizonte.

Sala de los Infantes (Burgos), Huerta del Rey y la medieval y amurallada Peñaranda de Duero hacen de virtuales metas volantes. A primera hora de la mañana, cuando el astro rey aún se asoma tímido llego a Gumiel de Izán, muy cerca de Aranda de Duero en plena Ribera de Duero, me encuentro con el imponente bunker de las bodegas Portia, diseñado por Norman Foster. Su planta con forma de estrella cuyos tres brazos se corresponden con las zonas de elaboración, fermentación y crianza, las tres etapas por las que pasa el vino. Desde luego su mejor perspectiva es desde el cielo

www.bodegasportia.com tlf: 947102700)


Los últimos kilómetros de esta sorprendente ruta sobre mi Derbi, recorren el margen del río Duero hasta la bella localidad vallisoletana de Peñafiel.

La bodega Protos (www.bodegasprotos.com tlf: 659843463), con forma de racimo de uvas si se observa desde el fantástico mirador que es el castillo en lo alto del cerro, sede del visitadísimo museo del vino. A pie de tierra, la arquitectura del edificio que alberga la bodega Protos, “donde el lujo es el espacio, en una austeridad que huye de adornos y artificios, con el hormigón pulido, el cristal y la madera como materiales protagonistas en toda la construcción del prestigioso estudio de arquitectura de Richard Rogers”.



Por desgracia no disfruto con el sabor del vino soy uno de esos terroristas enológicos que lo estropean con gaseosa, pero donde vivo, en mi tierra vallisoletana, el vino además de una industria muy importante creadora de muchos puestos de trabajo, forma parte de nuestra cultura, nuestra tradición. Nuestras fiestas están estrechamente relacionadas con los ciclos de cosechas y épocas de recogida. Es imposible abstraerse de todo ello, el vino no es solo una moda, es cultura. Os puedo asegurar que esta búsqueda de la arquitectura del futuro ha despertado una curiosidad por todo lo que rodea al vino que tengo que satisfacer, ¿y vosotros?

! No te lo pasas mejor porque no puedes ¡. Saludotes Retor. Muy buena ruta.

Buena rutilla.

No sabia yo esa mezcla de diseño y bodegas.

Gracias por compartir.




salu2.